La revolución digital y las transformaciones impulsadas por el cambio climático han acelerado los cambios en el empleo y han incrementado la vulnerabilidad de los trabajadores. En Colombia, estos desafíos se agregan a los ya existentes. Como lo muestra el Consejo Privado de Competitividad en su Informe de Competitividad 2024-2025, presentado hace pocos días, la economía colombiana se caracteriza por altos niveles de informalidad y de desempleo juvenil, por bajos niveles de productividad, por la rigidez en la regulación laboral, y por la existencia de desigualdades de género, entre otras. A estos factores se suma la considerable brecha en habilidades digitales.
Los datos que se presentan en el reporte señalado son concluyentes. La productividad laboral en Colombia en 2022 fue de un tercio del promedio de la OCDE. En 2023, el 56% de los trabajadores colombianos estaban en la informalidad; el 86% de estos con ingresos salariales menores al salario mínimo. Para ese año, el 42% de los desempleados eran jóvenes entre 15 y 28 años y solo el 25% de estos últimos poseían habilidades digitales básicas. En Montería (los datos para el conjunto del departamento son limitados y usualmente peores), la tasa de informalidad en 2024 ronda el 58%, superior al promedio de las trece áreas metropolitanas colombianas, con un desempleo juvenil cercano al 45%. En esta misma ciudad, el 33% de las mujeres jóvenes y el 15% de los hombres en ese mismo rango etario no estudian ni trabajan (los totales nacionales son del 24% y 16% respectivamente).
Los desafíos son inmensos, al igual que las oportunidades que la disrupción tecnológica y el empuje hacia la sostenibilidad y la economía verde generan. Algunos deben enfrentarse como país, generando los incentivos adecuados para la cooperación entre los sectores público y privado. No obstante, los gobierno locales y regionales también tienen responsabilidad en aminorar los obstáculos que limitan el potencial de crecimiento y de mejora en el bienestar de sus habitantes.
Los gobiernos regionales pueden invertir en programas de formación y actualización enfocados en tecnologías digitales para que los jóvenes, y los no tan jóvenes, enfrenten las nuevas demandas del mercado laboral. Y, si queremos que los cordobeses aprovechen, por ejemplo, las oportunidades del teletrabajo, se requiere incrementar el acceso a internet de banda ancha. Esto es urgente porque Córdoba tiene una penetración de internet banda ancha del 5,7%, una de las más bajas de Colombia.