Con muy nutrida asistencia la Fundación Atarraya celebró el pasado 5 de agosto su primer Foro, “Hacia la Córdoba soñada”, para celebrar su primer año de existencia y los 70 años del departamento.
La conclusión fue contundente: para llegar a la tierra prometida, la que soñaron los fundadores en 1952, Córdoba debe superar aún grandes retos. La realidad de hoy muestra un departamento pobre, desigual, que crece lentamente, poco productivo y con problemas serios de capital humano, lo cual choca con su riqueza natural.
El primer reto: crecer en capital humano, con educación pertinente y de calidad. Actualmente la proporción de establecimientos educativos con bajo desempeño es mayor en Córdoba que en Colombia (65% contra 40%). Lo propio se observa en las pruebas Saber Pro, en donde los resultados de los estudiantes Cordobeses son más bajos. La tasa de deserción de los estudiantes en educación superior es bastante mayor que la de Colombia y la tasa de tránsito a la educación superior, salvo en Montería, es inferior a la del país. Llaman la atención la desigualdad educativa entre Montería y los municipios, al igual que la diferencia entre la educación privada y la pública.
El segundo desafío: revertir la situación de pobreza y desigualdad, que es grave e insostenible. Córdoba ha tenido un crecimiento económico relativamente bajo y con alta volatilidad, en comparación con lo que se observa en el país, en parte por la dependencia de las actividades primarias. El producto interno bruto por habitante es bajo, comparado con el nacional: un Cordobés produce la mitad de un colombiano promedio. Además, hay alta concentración de la actividad económica: ocho municipios, en los que reside el 62% de la población, generan el 75% del valor agregado de la producción departamental. En competitividad, ocupa la posición 21 en el universo de 33 departamentos.
Luces en el camino: Córdoba viene recomponiendo su actividad productiva, elevando el nivel de diversificación y sofisticación de su canasta exportadora, con crecimientos importantes en manufactura y servicios, que pueden generar mayor valor y empleo en el futuro. Muy esperanzador el entusiasmo observado en los jóvenes y representantes de la sociedad civil que participaron en el evento; permite pensar en un futuro más próspero para todos, si hay el liderazgo requerido. Está en manos de todos pasar la página y empezar a escribir una mejor historia. Esa es la razón de ser de Atarraya.