Desde 1970, las migraciones de los pueblos han crecido exponencialmente, generalmente lo hacen por temas laborales, estudio, situaciones humanitarias, pobreza, violencia en los territorios, cambios en el estilo de vida y reunificación familiar. La población migrante a nivel global se estima en 280 millones de personas, muchos de estos seres humanos tienen que pasar por múltiples procesos no convencionales para llegar al lugar de destino, sin la autorización ni supervisión de las autoridades fronterizas, bajo escasas condiciones de seguridad, rodeados de tragedias humanas a través de lugares inhóspitos y en muchos casos, son personas con compromiso del estado nutricional. Los conflictos humanitarios facilitan el incremento en la incidencia de ciertas enfermedades previamente controladas, por la irregularidad en los programas de vacunación, el menor acceso a tratamientos, con subregistro en la detección por no contar con pruebas diagnósticas y por la falta de notificación a las autoridades de salud.
En los grupos migratorios hay personas con antecedentes de enfermedades que hacen parte de poblaciones susceptibles (niños, embarazadas, ancianos), con cargas de enfermedades crónicas, sin el adecuado seguimiento y control, por lo cual las autoridades de las fronteras debe trazar estrategias para establecer puntos de atención que permitan hacer evaluaciones objetivas de los migrantes, ejercer recomendaciones médicas, durante el tránsito y al llegar a los países de destino, con la finalidad de limitar la progresión de las enfermedades crónicas y reducir la diseminación de infecciones adquiridas previos a la partida en el país de origen o durante la travesía, así mismo, establecer políticas que regularicen el acceso a la atención en salud de esta población que llega en condiciones de vulnerabilidad. Las enfermedades infecciosas en las personas que tienen largas travesías en el océano o que se introducen a la densa selva, también en las escalas necesarias para emprender el viaje, comprenden patologías como son: tuberculosis, covid-19, varicela, enfermedades de transmisión sexual, infecciones tropicales como dengue, fiebre amarilla, infección por virus Zika, malaria, enfermedad diarreica aguda, muchas de estas han sido erradicadas y/o controladas en los países de destino, documentándose reemergencia de estos cuadros clínicos. Por lo cual, la aplicación de protocolos transnacionales para la atención del proceso migratorio beneficia a la población en tránsito para el control de patologías agudas y crónicas, pero también impactan en la población nativa, lo que permitiría entrenamiento del personal de salud para el diagnóstico temprano y la consecuente reducción de las complicaciones.